La singularidad de este recorrido es que es el único que se desarrolla por la parte oeste de Es Cap. Se trata de un trayecto corto que ofrece muchas «Formenteras», en pocos pasos se yuxtaponen dos paisajes opuestos: uno rural, boscoso e interior y el otro rocoso, árido y marítimo.
La primera parte de nuestro recorrido transcurre entre campos de cultivo de secano, la mayoría de ellos destinados al auto-consumo de las familias locales a las que pertenecen. Podemos distinguir algunas higueras son las ramas sostenidas por estalones, rasgo exclusivo del paisaje formenterés, cuya función es crear pequeños espacios de sombra para el ganado, así como facilitar la recolección de los higos. Por momentos, en Es Cap uno tiene la sensación que el tiempo se ha detenido justo antes de la irrupción del turismo en la isla. A medida que nos acercamos a nuestro destino final el entorno cambia de aspecto: dejamos las tonalidades del verde campestre para pasar al rojizo de las rocas de Punta Rasa. Desde los escarpados acantilados, la vista panorámica es excepcional. Ante nosotros, el islote de Es Vedrà y Eivissa, a nuestra derecha Cala Saona, con sus embarcaderos típicos y su playa de arena blanca. Un paseo lleno de contrastes que no dejará indiferente al caminante.