La manera más directa de llegar desde el Pilar de La Mola hasta el faro sin pisar la carretera es hacerlo vía la ruta 29. Este recorrido es además un pasaporte para viajar en el tiempo cien años atrás, por el carácter rústico de su paisaje rural, la presencia de ganado y la grata sorpresa de encontrar una casa a la izquierda del camino catalogada como patrimonio arquitectónico, por sus rasgos típicos perfectamente conservados: porche de entrada, gruesas paredes con pequeñas ventanas, muros de piedra seca con ángulos perfectos de 90 grados… muestras de la sencillez, la adaptación al medio y el uso de materiales naturales propios de la arquitectura tradicional.
El recorrido discurre entre campos hasta llegar al Faro de La Mola, situado en el extremo este de la isla, al borde del acantilado. Está considerado por muchos visitantes un lugar mágico, como un faro del fin del mundo. Junto a él se encuentra un monolito en honor al escritor Julio Verne por la mención que hace de la isla y el faro en su obra “Hector Servadac, viajes y aventuras a través del mundo solar”. Un formidable panorama visual desde los acantilados de La Mola pondrán el colofón final a este inolvidable paseo.
10 min.
30 min.
